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Carta Abierta al Comisario de Salud - Autorizaciones de Emergencia de Neonicotinoides y las Evaluaci


Estimado Sr. Andriukaitis, Comisario de Salud, Debido a que la próxima reunión del PAFF(1) se llevará a cabo esta semana, del 19 al 20 de julio, deseamos desde BeeLife European Beekeeping Coordination compartir nuestras preocupaciones acerca de las autorizaciones de emergencia otorgadas para los tres neonicotinoides restringidos (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam) y su posterior evaluación por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Durante la década de 1990, los apicultores europeos informaron los efectos nocivos de los neonicotinoides en las abejas. Más tarde, después de dos décadas, se escucharon sus súplicas. La Comisión ha dado un buen primer paso para mejorar las condiciones de las abejas y otros polinizadores al limitar el uso de tres neonicotinoides. Además, la prohibición de todos los usos al aire libre de estos plaguicidas confirma el compromiso de la UE de mejorar la situación. Sin embargo, los efectos adversos de los neonicotinoides continúan siendo una amenaza ya que algunos Estados miembros emiten autorizaciones de emergencia periódicamente. La Comisión solicitó la asistencia de la EFSA para evaluar las autorizaciones de emergencia emitidas en 2017, pero estas solo se publicaron en junio de 2018. Sin embargo, los informes de la EFSA no hacen una revisión completa de la situación ni consideran todas las alternativas posibles. Lamentablemente, los informes demostraron ser insuficientes para proporcionar una evaluación general de las condiciones en el terreno. Por ejemplo, es inquietante observar que no examinan la validez de las autorizaciones y no incluyen ningún método no químico como posible alternativa. De hecho, la EFSA solo toma en cuenta como alternativa otros neonicotinoides no prohibidos, como el acetamiprid y el tiacloprid. La EFSA proporcionó la asistencia técnica solicitada por la Comisión, pero solo tuvo en cuenta la notificación de los Estados miembros, lo que significa que no examinó la validez de la autorización de emergencia(2). Además, está claro que no hay un análisis crítico de las afirmaciones de los gobiernos nacionales con respecto a los métodos no químicos disponibles. La EFSA es una experta en evaluación de riesgos de plaguicidas, pero no necesariamente en agronomía o agricultura. Se examinaron cada una de las alternativas propuestas país por país, sin considerar que las mismas alternativas pueden ser efectivas entre estos. Los informes muestran que hay alternativas disponibles en Hungría, pero no se discute la expansión de estas alternativas en otros territorios, donde se podrían tomar medidas similares. Además, incluso teniendo en cuenta las diferentes situaciones en diferentes países, uno puede preguntarse por qué algunos países que no prevén excepciones encuentran alternativas para los mismos cultivos, a diferencia de países como Bulgaria, Finlandia o Rumania. El documento de trabajo sobre el artículo 53 para autorizaciones de emergencia clararamente estipula que estas deben reservarse sólo para "casos excepcionales y limitados de peligros obvios para la producción o los ecosistemas y que no puedan controlarse por ningún otro medio razonable "(3). Sin embargo, los Estados miembros siguen emitiéndolos sin pruebas suficientes de urgencia o demostrando una real falta de alternativas. Es necesario que la EFSA, quizás en colaboración con otras instituciones, examine la calidad de los datos y los argumentos presentados en las notificaciones de los Estados miembros. Sobre todo, porque esta no puso en tela de juicio la calidad de los argumentos y los datos que respaldan la "falta de alternativas".

La situación es urgente, los apicultores de países donde los gobiernos masivamente otorgan exenciones son testigos de las mismas pérdidas reportadas en los años 90 en países como Francia e Italia, aunque los métodos de cultivo han evolucionado lo suficiente como para no permitir que esta clase de pérdidas. Esto demuestra que en veinte años no hemos aprendido nada en Europa sobre el riesgo real de estos productos. El alto riesgo que los neonicotinoides representan para las abejas ya se ha confirmado, y las instituciones europeas han reconocido la necesidad de evitar su uso para proteger los sectores de la apicultura y la biodiversidad. Sin embargo, los apicultores continúan sufriendo estas condiciones que supuestamente hemos superado en Europa. Peor aún, las normas parecen evitarse ya que muchas de las notificaciones que los Estados miembros presentan a la Comisión son incompletas o de menor calidad que la solicitada. Está claro que los conocimientos técnicos de la EFSA en evaluación de riesgos no son suficientes para evaluar efectivamente las notificaciones de autorizaciones de emergencia de los Estados miembros. Además, sorprendentemente, la calidad del trabajo desarrollado en estas evaluaciones es de una pobre calidad científica, por debajo del estándar que hemos visto de la EFSA en los últimos años. La colaboración entre agencias es necesaria. Instamos a la Comisión a mejorar el proceso de revisión de las autorizaciones de emergencia, lo que requiere un esfuerzo integrado de evaluación de riesgo de plaguicidas, agronomía y legislación. También solicitamos que el proceso de revisión sea rápido y que los resultados se presenten antes de que se haya realizado la siembra, siendo ya demasiado tarde para evitar otro año de efectos adversos en los polinizadores.

Le agradecemos su consideración sobre los puntos presentados en esta carta y su apoyo al sector apícola.

Cordialmente,

Francesco Panella

Président de BeeLife European Beekeeping Coordination

(1) The Standing Committee on Plants, Animals, Food and Feed

(2) http://bit.ly/EFSA_EmergencyAuthorisations

(3) http://bit.ly/EC_WorkingDoc_EmergencyAuthorisations

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